En lo que muchos denominan la era del capitalismo de los grupos de interés, no hay nada más capitalista y más orientado a los grupos de interés que las redes sociales. Estas son la perfección del capitalismo, pues en su gratuidad esconden que, al usarlas, todos somos el producto y, lo mejor de todo, es que creemos firmemente que no. Pero sí es justo reconocerlas que son un formidable instrumento para conectar con tus grupos de interés sin intermediarios. La era donde solo rendíamos cuentas a nuestros accionistas ha terminado. El nuevo paradigma aboca a las empresas a ser parte activa de la solución a un mundo al que se le agotan los recursos y la paciencia. Tenemos una nueva misión, un propósito por encima de cualquier otro, crear valor y compartirlo estimando a todos nuestros grupos de interés, teniendo en cuenta el efecto de nuestras actividades sobre las personas, las comunidades en las que operamos y el planeta de una forma más integrada.

Este es el motivo por el que abrimos una ventana que antes no quisimos abrir, por coherencia con una concepción muy clara de las redes sociales: si solo vas a generar ruido, si solo vas a estar porque te dicen que tienes que estar o porque los demás ya están, si vas a ser un mero eco de lo que otros ya dicen, si no vas a saber gestionar tu propia estupidez ni la de los demás, entonces cállate y centra todos tus esfuerzos en hacer el mejor trabajo posible para tus clientes, de una forma honesta, responsable y medible.

Si el éxito se mide por la cuenta de resultados, a ojos de quienes piensan así lo hemos sido, año, tras año. Y no hemos tenido redes sociales. Por lo tanto, no lo hacemos para cambiar ninguna inercia. Lo hacemos porque nuestro Ebitda es ético. Somos una empresa resiliente, arrepentida y aprendida de sus errores, rebosante de buenas personas que profesionalmente se dejan el alma por ser la mejor versión de sí mismos, innovadora hasta sus límites, con los ojos puestos en el futuro y los pies en la tierra, comprometida con ser agente del cambio social que se avecina. Toca compartirlo.